Carmen V. P.
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DXT no es solo un centro de formación deportiva, es un lugar que cambia vidas.
Cuando llegué a DXT, no tenía claro mi futuro ni sabía si sería capaz de seguir estudiando. Me apunté al grado medio como método salvavidas, viniendo de ser una alumna de lo menos ejemplar en lo académico, con la única certeza de que el deporte era lo único que realmente me apasionaba. Lo que no imaginaba era que, más allá de la formación en la que también cursé el grado superior y actualmente Educación Primaria, iba a encontrar un sitio donde me harían sentir capaz, donde aprendería a confiar en mí misma y donde descubriría que podía llegar mucho más lejos de lo que nunca había pensado.
DXT no solo me ofreció una enseñanza de máximo nivel, que además siempre tenía en cuenta la diversidad del alumnado, a parte de las mejores instalaciones, sino que me dio la confianza para creer en mí y la motivación para querer seguir aprendiendo cada día. Pasé de ser una alumna sin rumbo a una persona con ilusión, con referentes y con un propósito claro. Porque aquí no solo te enseñan una profesión, te ayudan a descubrir tu potencial y te dan herramientas que te acompañan de por vida.
Pero si hay algo que realmente hace especial a DXT es su gente. No solo los profesores, que son una fuente inagotable de inspiración, sino también el equipo de administración y todo el personal del centro. Desde el primer día me hicieron sentir en casa, cuidaron de mí y fueron un apoyo fundamental en momentos muy duros de mi vida. A pesar de tener a mi familia lejos, nunca me sentí sola. Me arroparon como auténticos padres y madres, con un cariño y una cercanía que jamás olvidaré.
Los compañeros que conoces aquí no son solo compañeros, son familia. Años después, puedo decir que esa conexión sigue intacta. Porque DXT no es solo un centro de estudios, es una comunidad donde todos remamos en la misma dirección, donde aprendes tanto de los apuntes como de las personas que te rodean.
Gracias a DXT, descubrí mi pasión por la enseñanza. Me llevé de allí no solo conocimientos, sino habilidades que en un centro ordinario jamás encontré y a día de hoy sigo sin encontrar: capacidad de improvisación, manejo de grupos, oralidad, dinamismo… Pero lo que más me llevo es esa chispa que solo quienes han pasado por DXT comprenden, ese color verde que se queda en el corazón para siempre y que te une a cualquiera que haya vivido esta experiencia.
DXT me dio todo: una nueva vida, un futuro feliz y la certeza de que un buen docente, con un poco de empatía, pasión, comunicación e implicación pueden cambiarle la vida a alguien para siempre.
Si estás buscando un centro donde formarte en el ámbito deportivo, donde crecer como profesional y sobre todo como persona, DXT es el lugar.
¡Gracias para siempre!